¿Seguimos confiando en los anuncios cosméticos?

Una y otra vez nos bombardean con pieles casi perfectas a base de maquillaje y photoshop que supuestamente lo serían con este o aquel producto cosmético. Pero lo cierto es que aunque llevemos años empleando esos productos que eliminan las arrugas, hacen desaparecer el acné y cualquier vestigio apreciable del mismo incluso con lupa, nuestra piel sigue distando de la textura de porcelana que nos venden. Pero, ¿realmente seguimos confiando en tales anuncios más propios de la ciencia ficción que de la realidad? Según un estudio de consumidores, sobre dos tercios de los consumidores en Gran Bretaña y más de la mitad en EEUU han perdido su confianza en estos anuncios. Son cifras notables, y sin embargo parece que la mayoría seguimos cayendo una y otra vez en la compra de productos a partir de fantásticas promesas. La cuestión es que seguimos creyendo por el sencillo motivo de que queremos creer. Esto es, vemos y creemos lo que queremos ver y creer cuando adquirimos un cosmético. Es la autonegación como una forma de autosatisfacción pues, al fin y al cabo, ¿por qué perder la esperanza y admitir la cruda realidad? Dudo por tanto que cambien mucho las prácticas de los anuncios cosméticos.